“Hoy más que nunca necesitamos abrir las puertas de nuestros colegios para continuar la labor de transformar las prácticas educativas, y hacer de los centros escolares, lugares de vida, en lo que se aprecia la misma, se defienden los valores humanos más auténticos, los valores propios del Evangelio de Jesús”.
Con estas palabras de motivación se inició este nuevo año escolar, marcado aún por la pandemia del coronavirus, pero también, por el deseo de volver en plenitud a las irremplazables clases presenciales, lugar de encuentro del conocimiento y el necesario contacto social que también permite el aprendizaje.
Bajo las medidas de seguridad e higiene exigidas y con el aforo permitido, distintos representantes de los colegios de nuestra Red Tomasina celebraron la tradicional eucaristía que a su vez motivó a un encuentro en la oración para pedir por este nuevo tiempo que se abre.
En la homilía, Monseñor Roncagliolo recordó el inicio de la Cuaresma, tiempo de conversión, es decir, un tiempo en que somos llamados para ser mejores. “Estos 40 días son para ser mejores a Dios”, precisó. Además, recordó que este tiempo termina con la celebración de la Pascua, la Fiesta de Resurrección del Señor.
Asimismo, señaló el obispo auxiliar de Santiago que estos días debieran significar para cada cristiano, un camino cuyo significado está en el esfuerzo personal orientado al amor. Así, la Cuaresma que es un tiempo para ser mejor para Dios, “se parece mucho al año entero”, comparó.
“Porque para los niños, los jóvenes y profesores, entrar a clases es como entrar a Cuaresma. Un poco penitencial. Cada día uno se levanta, se traslada al colegio, se encuentra con los compañeros y jóvenes, con los papás y los niños. Esto podría decirse que es cuaresmal. Así, como la Cuaresma, el año escolar y su inicio, requiere siempre esfuerzo y superación. Es decir, yo entro al colegio para terminar el año mejor”.
Así mismo, en esta analogía del tiempo cuaresmal con el año escolar, monseñor Roncagliolo señaló que todos tenemos metas. Profesores, asistentes de la Educación, los estudiantes, el directorio, todo con el objetivo de mejorar. “Entonces, ¿qué se puede hacer para que la Cuaresma y el año escolar cambien nuestra vida”, preguntó.
Es importante en este camino tener la “intención de mejorar”.
En este contexto, el obispo auxiliar de Santiago, recordó al tenista Rafael Nadal y cómo entrenaba para ser bueno, a partir de un esfuerzo permanente, una voluntad firme de querer mejorar, que queda también como ejemplo y desafío para todos nosotros.
Un segundo motivo que mencionó el presidente de nuestra Fundación para que la Cuaresma y el año escolar nos cambien es el tener el sueño de ser santo. Particularmente, desde una comunidad educativa y desde esta realidad, inspirados en la Pedagogía de Jesús.
En tercer lugar, monseñor Cristian Roncagliolo mencionó que la voluntad de cambio tiene vida cuando “está de la mano de la voluntad de Dios”. Por eso la importancia de la fe en medio del proyecto educativo de los 8 colegios de nuestra RED que, con fe, entusiasmo y esperanza comienza este ciclo escolar 2022.
Fuente: Comunicaciones Red Educacional Santo Tomás de Aquino