Al mediodía del 14 de febrero, en la Catedral Metropolitana, el Cardenal Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, presidió la Misa de Miércoles de Ceniza, con la cual se inició la Cuaresma, tiempo de preparación para celebrar el misterio central de nuestra fe: la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
En su homilía, el Cardenal Ezzati afirmó que este es "un tiempo santo, un tiempo propicio, un tiempo que el Señor nos ofrece para volver a Él de todo corazón. Volver al Señor para seguir sus sendas no consiste solamente en actitudes exteriores, sino, sobre todo, en el cambio del corazón, en el cambio que evangélicamente se llama metánoia, es decir la conversión, que significa que nosotros nos vaciamos de todo orgullo humano, de toda pretensión humana, de toda soberbia humana, para dejar espacio en nuestra vida al Señor, que nos viene a salvar".
Luego, precisó que "la salvación no vine de nosotros mismos, no somos nosotros capaces de cambiar nuestro corazón. Lo que nos cambia el corazón es la gracia de Dios, la experiencia de un encuentro con Él, que es misericordioso, fuente de vida nueva, que viene a cambiar nuestra mentalidad centrada, muchas veces, en nosotros mismos, en nuestro poder, en nuestro orgullo, para centrarla en su voluntad, que es una voluntad de comunión, una voluntad de salvación, una voluntad de perdón".
Cuaresma de Fraternidad
Luego, se refirió a las tres actitudes fundamentales para vivir este tiempo de Cuaresma: la oración, el ayuno y la caridad. En cuanto a la caridad, el Arzobispo de Santiago resaltó la campaña Cuaresma de Fraternidad que se realiza en este tiempo en todo el país, "porque justamente nuestra penitencia, nuestras privaciones tienen un gran sentido, el de hacer aumentar el gozo en el corazón de los hermanos, el de hacer crecer la caridad, la solidaridad, la convivencia fraterna. De una manera muy particular este año la campaña Cuaresma de Fraternidad está dirigida a un grupo de personas de nuestra sociedad que sufre muchas veces el abandono y la soledad. Son nuestros hermanos mayores".
En este aspecto, el cardenal Ricardo Ezzati invitó a no dar como limosna lo que nos sobra, "sino a compartir nuestro tiempo, nuestras alegrías, lo que tenemos, para que de verdad la conversión que el Señor nos pide se transforme en un camino de mayor fraternidad y de mayor solidaridad entre todos".
También pidió vivir este tiempo de Cuaresma como un regalo de Dios, "el regalo de encontrarnos con la misericordia de Dios, con Cristo, que desde la cruz nos indica los confines del amor".
Finalmente, el Arzobispo de Santiago deseó a todos los fieles "una Cuaresma muy fecunda, que este camino nos lleve al encuentro con Cristo resucitado".
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago- Comunicaciones SECST